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sábado, 31 de mayo de 2014

De ríos incontrolables.

A veces sencillamente pasa. Se te mete una tristeza afilada en los ojos y pincha las balsas de todo lo que en ellos retenías. 
Algunos te llamarán débil en voz baja, otros te abrazarán fuerte sin entender que te pasa.
Los tontos te preguntarán sobre lo que te ha hecho perder el equilibrio, como si no supieran que cuestionartelo hace que te tambalees aún más. 
Los inteligentes son esos que tan solo abrazan. Pero sin abrasarte a preguntas. Sí, es probable que se limiten ante la duda del no saber que decir, o el miedo a como pueda sonar cualquier cosa que salga de sus bocas, pero de cualquier forma, aciertan. 
Pasa que en esos segundos o minutos tan sólo deberían existir abrazos. Porque no hay nada como que te hagan sentir que hay un hombro dónde poder sostenerte cuando ni tu mismo puedes. O algo así.
Y vale, llorar puede que sea de gente frágil pero, ¿y que hay de cuando estás haciéndote un río delante de todos, casi sin poder evitarlo, y te da por reírte de ti mismo? 
Así, con las penas al aire y las heridas abiertas al público, como diciendo "yo también soy humano, lloro y me rio de mí por hacerlo", ¿es que no saben que es así como uno entiende para sí que es más fuerte de lo que pensaba?
Al final hasta parecerá que agradeces los golpes y los palos de la vida, por hacerte ser como eres.

viernes, 30 de mayo de 2014

Deja el móvil y hablemos de realidades.


Es como cuando desplegas las cortinas y te dices a ti mismo eso de "otro día gris". Como si ya no te sorprendieran y te pareciera que, aparentemente no fueran a cesar a no ser que un milagro ocurriera. Allí, dónde todo parece no ocurrir. Pero creer en milagros es el sustento de los pobres, de los perdidos, de esos que por no saber afrontar lo que tienen ante sí, huyen sumergidos en falsas esperanzas.

Digamos que hoy no está el día como para engañarse. Porque hay días que son puro frío sincero, de esos que nos hablan de todo lo que ocultamos. Todos esos miedos. Todo lo que hacemos y no sabemos si deberíamos haber hecho, o no, pero que hicimos de igual forma.
Las inevitables dudas del no saber. Las mismas que tienden a hacer que nuestro pienso de casi cada día sea el preguntarnos mudamente algún que otro "¿por qué?" 

Lo malo viene dado cuando ni tú mismo sabes como responder, pero sólo te preguntas a ti. Así, como tratando de creer inútilmente que es dónde puedes encontrar una respuesta certera. Ahí, dentro de todo ese huracán de emociones que podemos llegar a ser, aunque nadie nos lo note.
Tampoco sería rentable que lo supieran. Chillarlo todo a los cuatro vientos solo haría que nos rebotaran las penas.

Podemos llegar a estar hechos de "no saberes", de "sies y noes" que se contradicen mutuamente, y que por poder, pueden llegar hasta a hacer escombros al que se las da de persona segura. Porque lo hacen, casi todos, lo fingen. O al menos, muchos son lo que lo intentan.
Es tanto lo que se nos puede llegar a notar en los ojos cuando silenciamos nuestras cosas de cara al mundo, mientras de espalda nos las estamos gritando a nosotros mismos, que suele quedar en eso, intentos.

Tal parece que el mundo cada día se nos resbala un poco más en lo inhóspito y húmedo, independientemente del clima. Ya nos hemos acostumbrado a ver este sitio como un lugar inseguro. Hasta nos hemos acomodado a la idea de que no haya quien ayude a levantarnos las miradas de ese tipo de cosas que nos recorren la mente de puntillas.

Es normal que pase, porque ya es como que agota no ver sinceridad más que en ti mismo (o a veces ni eso). Que falte la sonrisa de un desconocido al cruzar una calle o sentir que te dan ese ánimo que debilita tus ganas de cansarte y aumenta las de seguir en pie.

Vivimos en un mundo lleno de humanos, pero ¿dónde quedó la humanidad?

Actúan como si no les alegrara que alguien les dedicara algo de sí, sin más. Sin venir a cuento. Cómo si sentarse en el autobús y no entablar conversación con nadie fuera lo que quisieran. O no ayudarse cuando la situación lo requiera. A lo mejor tanto teatro estaría mejor sobre un escenario.

Y es como que el día esta nublado y frío en casi todo el mundo, pero todas esas cosas te hacen pensar que quizá, la gente que lo habita, lo esté aún más.

"Nos" propongo cambiar esta realidad.

Como un barco de papel que se pregunta porqué no puede volar.

Tendré que estar a las 07:00 en el muelle, dónde un barco me esperará para zarpar sueños y dejar revuelto todo lo que quería dejar ordenado en este mar. O no dejar. 

Haré las maletas mezclando la ilusión de irme, con el anhelo de querer quedarme por saber que la próxima vez que despierte, tendré tu abrazo un poco más distante.

Por la mañana me habré ido, pero lo habré hecho como quien quisiera fingir un descuido y llegar a las 07:30, y que sea demasiado tarde como decidir no quedarse. 

Porque de irme, no quisiera que esto se quedara aquí como lo que pudo haber sido y no fue. Sí, esto. Nosotros.

Tenían razón, todo nos estaba saliendo demasiado soleado, como para que algo no nos quemase.
Pero sabes que estaría dispuesta a hacer lo que hiciera falta por lucharle a las imposibilidades. Y si no lo sabes es por desconocer quien soy cuando me dan una razón de ser. 
Porque por hacer, no me costaría hacer cualquier locura, si esa sonrisa y el tiempo acompañasen.

Me voy, pero volveré cuando quieras que lo haga. Aunque no me lo pidas, aunque no te atrevas a hacerlo, lo haré. 

Espero que no pongas esa mirada con la que sé que me mirarías de tenerme delante. No te extrañes. 
Sabes que no me gusta quedarme con las ganas de nada que realmente valga la esperanza. No ibas a ser menos.

Ya sabemos que es una despedida demasiado amarga, para algo tan dulce. Pero ya estábamos advertidos de que los mejores antojos no pueden ser saciados siempre que queramos, ni de cualquier forma. Las cosas verdaderamente buenas  tienen la manía de hacerse esperar. No ibamos a ser menos.

No, no podía ser perfecto, y por no serlo, hasta es poesía que no lo sea. 
Créeme cuando te digo que le veo su lado tierno.

Solo te pido que me esperes si quieres hacerlo. Que afrontemos el reto.
Que tus brazos y tus labios no me olviden cuando esté lejos. 
Tampoco olvides nuestros besos más sinceros.
Y descuida, que estoy segura de que a mí no me hará falta procurar no hacerlo.

Me voy, pero te llevo en mi equipaje de mano. 
Aquí, a la izquierda, dónde el pecho.

Volveré. Sonríe.
Lo haré.





miércoles, 28 de mayo de 2014

Señales de que debes huir.


Cuando una persona te tiene lo suficientemente cerca para verte y decide no hacerlo.  

Tan tonta que si puede, no hace acto de presencia en tus momentos más importantes y de los malos (si los hay), trata de escabullirse. 

Te parecerá que quererte bien le resulta una "mariconada" y eso de hacer detalles de vez en cuando que ni caros ni grandes, (cito textualmente) una "gilipollez".

A lo mejor, puede que tampoco quiera que estés en sus momentos importantes, pero eh, en los malos como no estés, hay enfado y un "nunca haces nada bien".

Nota mental nº1: No idealices ni empieces algo sin conocer lo suficiente. (Suficiente = un promedio de 3 a 5 meses). 

Hay otra cosa que no te importará tanto pero que a veces puede llegar a sentarte como una jarra de agua fría en pleno invierno madrileño; le da más importancia a sus amigos que a ti. 

Qué sí, que los amigos son importantes, pero si estas con alguien, tienes que saber cuando estar y cuando irte de bares (o lo que sea). Y si no sabes estar, pues mira, no.

No quiero hablar tampoco de ese tipo de ser que insulta a tus amigos o directamente les pega. Y tú te callas el "¿pero tú de que coño vas?" (ay, ¡la ceguera!)

Y claro, a raíz de eso es inevitable que te des cuenta de que esa persona no es capaz de hacer por ti, lo que tú posiblemente sí estarías dispuesto/a a hacer por ella (y que ya estás haciendo callándote tanto).

El problema de todo esta en cuando tras esto, se te ocurre pensar "si insisto en hacerle ver como son las cosas, igual cambia, somos felices y comemos perdices" (error 404: logic not found). 

Nota mental nº2: La gente NO cambia.

Tampoco te admitirá sus fallos, o igual sí, pero para que te calles en tus intentos de hacerle ver que "necesita cambiar".

Nota mental nº3: Cuando quieras a una persona, acéptala tal y como es. Si no puedes hacerlo, ni te molestes en cambiarla, ni le llames a eso "amor". (Y si no es amor, que no sea nada entonces)

Otra cosa que no se le dará bien será eso de  admitir sus fallos, aunque es gracioso que luego te reconozca que tu los tuyos los admites "de puta madre", pero es como que todos tus esfuerzos quedan en un "parece que lo hago para las risas" -brutal-.

Y hay un punto, cuando han pasado todos los anteriores, en el que igual le da por gritarte, faltarte el respeto o pegarte. (Vale, ¿qué otra señal necesitas para darte cuenta de que debes huir ya de ya?)

Nota mental nº 4: Si te hace ignorar quien eres por adaptarte a como es, e ir en contra de tus principios, huye. 

Porque si no lo haces, es probable que cuando (al fin) se te caiga la venda, te des cuenta de que no era quien decía ser (ni por asomo) ni por quien merecería la pena estar como estas. Pero vale, ya es inevitable. Compraste un sueño, te vendieron otro, pero todos cometemos errores alguna vez y de algo hay que aprender.

Lo malo viene dado cuando ya sabes lo que hay, te dice que lo siente, que te quiere. Y tú vas, y te le crees.

Nota mental nº5: No creas palabras vacías de hechos. La gente que demuestra y que apenas necesita disculparse, es la buena. 

Luego volverá a hacer lo mismo de siempre (que no te extrañe si pasa).Y entrarás en un ciclo vicioso (pero sin buenos vicios): 

Hace algo doloroso > Te enfadas > Tratas de hablar las cosas > Hace como que te escucha > (Piensa un: "a ver si te callas ya") Y te dice que lo siente, que te quiere > Tú te lo crees - Y vuelta a empezar.

Luego igual te das cuenta, a base de marearte de tanto ciclo vicioso, de que te has ganado esa etiqueta con la que nunca quisiste que te calificaran: "gilipollas".

Pero eh, si te recordó a alguien y lo leíste desde el pasado, ríe. Al menos supiste pararlo.

Si no es así y te hizo pensar en alguien que ahora está en tu vida, ya tienes otra gran señal para sacarlo de ahí de inmediato. Hazte el favor. 

domingo, 25 de mayo de 2014

Perdamos el miedo a cambiar.

"El cambio es la esencia de la vida"

Es lo que la hace ser lo que es, y lo que no.

Y sí, nos cuesta decir adiós. Adiós a lo que alguna vez tuvimos, adiós a lo que fuimos, a todo lo que se quedó por el camino. Pero en el fondo sabemos que para llegar hasta dónde ahora nos encontramos, era necesario deshacernos de todo eso. Y dar paso a lo nuevo. Evolucionar. Ser mejores cada día. Acostarnos sabiendo algo más y desconociendo algo menos. 

Eh, pero no creas que está mal pensar en todo aquello que alguna vez fue, porque hasta eso es necesario. Y sobretodo, aprender de ello.  Porque aunque nos duela haber perdido cosas que una vez nos hicieron felices, más nos debe alegrar que todo eso haya servido para ser quien ahora somos. 

Porque hubo un día, hace no sé cuantos atrás, que dijiste "no puedo hacerlo, esto se me queda grande", y sin darte cuenta lo superaste, y mírate, aquí estás.

Parece que con el tiempo los problemas se hacen pequeños, y las personas, más grandes. 
No todas, no de la misma forma, ni con las mismas experiencias. Pero por suerte, para la mayoría de los habitantes de la tierra es así.  

Entonces, ¿por qué no eliminar ese temor que le tenemos a envejecer?, a dejar de ser. Si ya sabemos que eso será la consecuencia de todo lo aprendido. De toda la vida de nuestros años. Y los miles de recuerdos y experiencias ganados.

Que desaparezca ese miedo al cambio y a lo desconocido, que lo tenga que ser será si realmente queremos que sea.

Y ante todo, seamos felices de que esta sea la vida que nos haya tocado vivir, y no otra. 

jueves, 22 de mayo de 2014

Y cambiarla por la que sientes cuando crees sentirlo todo.

Hay canciones que son felicidad. O los felices somos nosotros y ellas solo nos ayudan a darnos cuenta. Quizá.

El caso es que recordó cuando leyó La princesa de hielo porque se sintió como cuando Patrick fue feliz al escuchar una melodía de esas sonar repentinamente en su coche. Y le agradeció a Camila Läckberg el haberle hecho conocerla. 

Sabía que era algo efímero. Lo sabía. Pero a pesar de todo, también había aprendido que era cierto aquello que le decían de "si buscas en ti misma, siempre que lo quieras, estará para ti". Y quiso que siempre estuviera ahí. Así que buscó la forma de lograr ese reto que parece que cada día menos gente se toma el interés de alcanzar, el de ser feliz (sin más). Porque es una cuestión de ganas y de saber como tomarte cada cosa amarga de la vida sin que sepa tan mal.

A ella ya no le compensaban todas esas noches que fueron, practicamente, de querer arrancarse los latidos y quedarse como los seres fríos que parece que abundan ahí afuera, dónde nada es seguro. Ya no.

Y no parecía tener una razón exacta para ser feliz ahora, o sí,  dependiendo de a quien le preguntes.

Sin embargo, allí estaba, cantando "Respect" como si le fuera la vida en ello. Cambiando así el tipo de  ansiedad que sientes cuando crees no sentir nada, por la que sientes, cuando crees sentirlo todo.


martes, 20 de mayo de 2014

Y sólo ser.


Puede ser la misma sensación que te haga volar alto, la que segundos después te precipite hacia lo amargo. Porque puede ser así. Porque existe el miedo y es la peor arma jamás inventada. La que más destruye, la que más mata. La peor influencia, la que siempre te lleva a perder cuando no quieres perder nada.

Curioso es también, que eso que te haga sentir en algún momento tantas ganas de comerte a alguien hasta lamer el mundo sobre el que se encuentra, sea lo mismo que a veces te quite el ansia de todo, menos del chocolate. A ese es al que más acosas cuando sufres una derrota, o cuando padeces un no sé qué de esos de 'qué se yo'.

Porque a veces los hay que me preguntan por el amor, sus raíces y  sus desembocaduras. Porque se han dado cuenta de que besar una boca no es todo, ni suficiente. Y ya sé que preguntan más por ellos mismos que por nadie, lo sé. Pero lo hacen.

Y yo solo acierto al decirles que el amor es como un arma de doble filo. Qué no se clava a nadie queriendo (aunque puede ser que no te quieran),  pero que de no saber manejarla, se pueden derramar muchas gotas de sangre. Porque aunque los haya que traten de disimularlo, ya está demostrado que el corazón es el órgano más frágil del cuerpo. De todos los cuerpos.

Pero que no hay por qué alarmarse, porque creo que es verdad eso, de que el amor tiene complejo de vino añejo. Y que mejora con el paso del tiempo.
Pero no olvidemos que para ser añejo, antes hay que no serlo, y solo ser.

sábado, 17 de mayo de 2014

Quisiera.

Pongamos que eres un sueño y yo alguien que está dispuesta a cumplirte. A lucharte. A conseguirte.

Imagina por un rato que quiero que a nosotros ningún "¿y si...?" nos estorbe estándo de por medio.
Y hacerlo todo tal y como quiero. Así, queriéndote.

¿Me dejarías hacerlo?

Si quisiera que no te faltaran abrazos. Abrir tu puerta. Dejar algo dulce en la cocina y llenarte de besos la casa comenzándo por el sofá.

¿Me dejarías pasar?

¿Y si quisiera ser contigo? (pero sin el "¿y si...?")
Y seguir corriendo sin mirar atrás. Seguir cortándonos la respiración a ratos. Seguir arriesgando. Seguir siendo.

Seguir.

Lo inevitable.

Le temo a ese cuarto de segundo en el que la vida deja de hacerse camino y desvía su rumbo hacia lo desconocido. 
No por mí. No por mi miedo a la penumbra o la claridad que pudiera venir tras ella. No por la posibilidad de que mi esencia desaparezca, sino por la posibilidad de que lo hagan las suyas. 
No me importaría que mis días dejaran de ser, con tal de no vivir encharcándome en recuerdos. Sé que hasta leído suena egoísta, pero también sé que sabes de lo que hablo. 
Qué nos puede faltar todo, hasta nosotros mismos, con tal de que no lo hagan ellos. Y que no sé tú, pero yo a esas ausencias si que las miro desde el miedo.

Eran otros tiempos.

Siempre estábamos entre el ser y el no ser. Entre el sí y el no. Siempre a medias rotas al anochecer por dos cuerpos friccionados. Y a los medios días de evadirnos del mundo y ser sólo dos fingiendo ser uno. 
Que nos quisimos, es cierto. Pero lo hicimos de la forma en la que es mejor no hacerlo. 
Nos quisimos como dos que simulaban saberse querer, pero en los simulacros nunca salíamos de nuestras diferencias y ardíamos Troya.
Después de eso venía hacernos los ciegos en medios del caos, porque a veces no hace falta amor para no querer ver, y pasábamos a ser nosotros el fuego ardiendo su polla en medio de las ruinas de Turquía. 
Ya no recuerdo cuantas Troyas tratamos de hacer sin quemarnos.  Perdí la cuenta de todos los muros que se nos vinieron abajo.
Y era después de follar que nos acordábamos de que nos estábamos fallando.




Un capítulo más de aquella historia.

Ya le habían advertido que los hombres también lloraban, pero nunca imaginó que le tocaría secarle las lágrimas a ninguno.

Lo había hecho. Le había deshumedecido la cara y le había disuelto sus miedos a la soledad con un "pues yo siempre estaré ahí para ti".

Es cierto que cuando lo dijo, lo hizo como quien lo dice queriendo de veras hacerlo. Sino tampoco se habría parado a intentar ponerle diques a los ríos de nadie. Pero también es cierto que no iba a ser la tonta que se quedase aguantando como un muro de contención todo lo que se le pudiera venir abajo a alguien, sin siquiera recibir lo mismo a cambio.

No vamos a juzgarla. No lo vamos a hacer porque sabemos que cuando se jura algo así, se hace pensando que la persona a la que le dedicamos nuestras promesas también estaría dispuesta a hacer lo mismo por nosotros si se diera la situación. E imaginate su sorpresa cuando vio que no.

Claro que le duele no haber sido fiel a sus palabras, claro que le quema haber quedado como quedan todos esos que dicen palabras ilusorias y se largan. Pero claro que también hay que quererse lo suficiente como para no serle fiel a la nada.

Y sigue siendo la chica que se corta el llanto sola, pero al menos ya no se queda esperando a que venga nadie a hacerle eso que ella estaría dispuesta a hacer, porque al menos ahora sabe que su felicidad solo depende de sí misma.

martes, 13 de mayo de 2014

De destiempos en su boca.

Querer a tiempo y al destiempo que nos hace perder la noción de las agujas del reloj al hacerlo. 
Al hacer vació del dónde y todo lo que hay en él. Al hacernos solo dos y sus escalofríos. 
Al hacer de nuestros pensamientos miradas que se hablan y que se dicen eso de lo que sus labios son presos.
Eso mismo que en mudos gestos se traduce en besos. De esos con los que se pierde la oportunidad de llegar a tiempo a cualquier parte, a cambio de ganar la de hacernos sentir eternos, en cualquier otra. 
Porque deshacer también es bonito cuando se trata de miedos y dudas y risas que los anulan.
Y que por hacer,  dos se hagan uno, al menos, por unos segundos.

lunes, 12 de mayo de 2014

Y qué le voy a hacer.

Qué sería de la vida sin las personas que se paran a tan solo observarla, sentirla y reírla. 
Qué sería sin la gente que como nosotros, sueña despierta haciendo de la vida algo mejor que un sueño. 
Y que no falte la música callejera allá donde vayamos. Los atardeceres anaranjados. Las personas que hagan las cosas porque sí, porque quieren hacerlas, porque saben que para ser feliz uno mismo es necesario hacer feliz al resto, y que eso se logra con poco. 
Que no nos falten de esos que como nosotros sepan, que no importa si lo que hacemos en la vida aparenta ser insignificante, que de igual forma es importante que lo hagamos. 
Que no nos falten días de sonrisas. 
Que no nos falten. 

Y qué le voy a hacer, si me enamoró la poesía cuando supe que podía decir con ella cosas del mundo y hasta de mí, que ni yo misma sabía.

viernes, 9 de mayo de 2014

Deshacer también es bonito.

Deshacer también es bonito. Como cuando lo ve y se deshace de todas esas ideas que sobra pensar cuando le tiene delante.

Dicen que tienes que preocuparte cuando el antojo no sea de algo, sino de alguien, y ella ya estaba empezando a preocuparse.
¿Cómo es posible que desde antes de rozarla ya la esté haciendo temblar?
Le echaremos la culpa al café de sus ojos y la mirada que los acompaña, porque desde que le vio supo que él tenía ese tipo de mirada que sabes que nunca te cansarías de mirar según la ves.

No hablemos de cuando se le acerca haciéndolo tanto que se le mezcla el sonido de la respiración de quien tiene ante sí con el sonido de sus propios palpitos. Porque es ahí que la besa mientras la sujeta como quien lo hace no queriendo soltarla nunca más, cuando entiende que no es sólo el beso, sino también el como la agarra cuando se lo da lo que le acelera el miocardio cuando cree que ya no se le puede descontrolar más.
Y sin querer le surge besarle como no queriendo volver a probar nunca más otros labios. Y queriendo se da cuenta que él es de ese tipo de antojos que nunca desaparecen, aunque tengas la miel en el paladar.

Y va a ser verdad, que detrás de una gran conquistadora, hay un gran creador de vicios.




LLámalo 'despedida'.

A veces me viene el recuerdo de aquella noche en la playa. De aquel aire frío y de tu mirada helada.
De como rompimos el sonido del mar con nuestros chillidos y reproches.
Sabía que eso pasaría. Lo sabía. Me lo dije cuando noté que estaba dejando de ser yo, por mantener la idea que me había hecho de ti.

La voz de ahí adentro no dejó en ningún momento de serme sincera, pero decidí durante mucho tiempo ignorarla de la misma forma en la que tú ignorabas cada motivo que tenías para dejar de ser como eras, en honor a cada cosa que yo trataba de hacer por verte feliz (pero olvidé no olvidar que la gente no cambia, por mucho que así lo quiera).
Lo que no sabes ni tú ni nadie, es de cuando se iba el día y me tocaba quedarme a solas con ella. Y aún estando lejos de la marea, me hacía saborear la realidad, que en ese momento se tornaba como la peor agua salada que nunca antes había llegado a probar.
Ni yo misma me atrevía a admitir que cuando acababan mis días, sabían tan mal.

Recuerdo que no recuerdo nada más de aquella escena que el preciso instante en el que te escuché gritárme y dejé de callar. Fue ese el momento exacto en el que comencé a decir todas esas cosas que nunca quise. Quizá me había atragantado con todas esas palabras más veces que con tu polla. Sé que mis labios no las querían pronunciar por miedo a que tergiversaras la verdad y me pusieras en el aprieto de no saber que decir cuando te hacen olvidar de lo que querías hablar.

No te bastó con llegar y desordenar mi vida. Quedarte, y seguir haciéndolo hasta invitarte a echarte de ella cuando ya me habías dejado todo patas arriba, hasta mis piernas. No, no te fue suficiente.

Y a pesar de todo el daño que causaron esos años y de que después de ti el ron a palo seco ya no me sepa tan mal porque me acostumbraste a sobrellevar los tragos amargos. Aunque haya sido así y me haya quedado tanto por decir, aún sigo callando y mirando hacía otro lado cuando me hablan de ti.

No pienses (si alguna vez lees esto) que mi intención es la de de reclamarte algo, que yo de ti ya no quiero ni lo que alguna vez quise. Es sólo que esta es la única forma que encuentro de liberarme de cada trago que aún sigue quemándome por dentro.
Y antes de darte la gran despedida, agradecerte que no me complicaras tanto echarte. Sigo pensando que ponerlo fácil y no insistir en quedarte fue la cosa más grande que jamás hiciste por mí.
Gracias.

miércoles, 7 de mayo de 2014

Lo supe mientras caía.

Me mirabas mientras hablabas
y me diste alas doradas diciendo 
que solo yo te hacía volar
y que podíamos ir en invierno y volver en la cálida primavera
y seguir nuestro rumbo al compás.
Lo dijiste, lo recuerdo, fue así, lo hiciste.

Y querías rozar el sol conmigo al hacerlo
porque decías que la tierra es para los que no sueñan
que la luna y todas las cosas de allá arriba eran nuestras.

Me dijiste que voláramos, y lo hice,
y pobre de mí que me diste alas doradas
y luego supe que eran de mantequilla.





domingo, 4 de mayo de 2014

¿Has visto su sonrisa? 
podría parar con ella cada rincón del mundo
o al menos, del mio.

"¿En que meditará?" pensé.

Pero no le pregunté. En su lugar le cuestioné si sabía sobre dónde habíamos dejado  algo que no quería tomar por perdido. Y me respondió como quien lo hace estando enfadado con el mundo y consigo mismo, ¡y yo sin decirle nada ofensivo!

No sabía que le pasaba así tan de pronto. No pudo haber sido nada que le dijese sin querer.
Sólo sé que el día estaba nublado y ella tenía los ojos llorosos, como si por su cara fuera a llover tristeza.

"Ha vuelto, ¿verdad?" le dije.

Me respondió que había pensado lo mismo según la sintió, pero que luego se dio cuenta de que no es que hubiese vuelto, sino que de alguna forma, nunca se había marchado.
Confesó además, que cuando le pasaba se hablaba para sí, como diciéndose cosas que ya sabía, pero que de igual forma necesitaba volverse a decir.

Y lo más raro fue que le funcionó, aunque no sé si era de verdad o si sólo pretendía calmar mi curiosidad, pero ya estaba sonriendo otra vez, como si nada hubiera pasado.

"Creo que aún no hemos perdido la esperanza" sentenció.

De cuentos con sabor a 'no vuelvas más'.

Es cierto, dijo de hablarlo, de solucionarlo, de dejarle un mejor final sacando fuera toda esa rabia que quedó bajo los escombros de lo que fuimos y que solo podríamos liberar entre los dos, pero le dije que no.

Huí, como siempre, pero esta vez dejándole la sensación de ser la bella durmiente y de haber despertado de la irrealidad de un largo sueño de dos años.

Todos escuchan mi silencio pero saben que debajo de la indiferencia, está el resentimiento. Trato de disimularlo, pero por mucho que lo hago, creo que saben que pasa el tiempo y me sigue doliendo.
Y sienten la envidia de ver como las toco, como las palpo de arriba a abajo, pero dejarían de sentirla si supieran que mientras lo hago la recuerdo y me doy cuenta de que ninguna sabría rozarme como sabía hacerlo ella.

Esos besos rojos llenos de cariño, esa ternura, ese 'tú placer por encima del mío' ya nadie lo da. Nadie lo hace con esa delicadeza. Me preocupa la soledad y no hago más que buscar y no encontrar de esos abrazos que me llenen como los suyos, que me hagan sentirme tan protegido del mundo.

Y sí, a pesar de eso no acepté su propuesta. ¿Orgullo? quizá.
Quiero pensar que a pesar de eso ya sabe que soy yo quien la llama 3 o 4 veces cada mes, porque a veces aunque el número este oculto,  sabemos quien está llamando. Y deseo que así sea, que piense que soy yo cuando responde con un "¿hola?" y no recibe más respuesta que mi respiración hasta que se cansa y cuelga, y que me recuerde.
No sé si sentirme culpable de tanta hipocresía, de marearle la cabeza, de decirle que no la quiero ver más y bloquearla de mi vida, para luego terminar metiéndome en sus asuntos si me entero que hay algún otro tío merodeandola.
Y nunca me consideré un príncipe ni me gustó el color azul, pero si encuentra uno al que sí y este le pone el zapato que yo nunca le intenté poner por pereza y le encaja, no me alegraré por ella.

¿La razón? qué sé que si está con uno le dará esa manzana prohibida que me solía corresponder a mí. Eso me mata y ya no hay beso de ninguna otra que me devuelva la vida.

Le habrán dicho también de mis momentos de cólera, de llamarla lo que nunca he pensado que fuera, pero llamarla así de igual forma.
Es así de mal como sigo mostrándole mi amor.

Y ya sabe que a pesar de ser ella la bella y yo la bestia, de ser como soy y de hacer las cosas que hago, siempre voy a quererla, como a ninguna otra.

sábado, 3 de mayo de 2014

'por mucho que quisieran, no podrían entenderlo'

Esa sensación de pararte a ver el mundo, observar lo que tienes delante justo cuando lo puedes ver con claridad, sin imaginaciones que valgan, y sentirte parte de él. Qué verdaderamente estás ahí,  qué nada más importa. Qué por un segundo o unas horas, lo único que hay, es lo que estás palpando.
Y qué todo tú le dediquen de sí.

Pondrán caras raras. Se preguntarán de qué se trata, que a qué vienen esos dos a veces y a besos, pero por mucho que quisieran, no podrían entenderlo.
Y que le vas a hacer tú, si sabes que no vas a dejar de hacerlo, que cuando le tienes cerca, es como si fuerais fuego y hielo, y te derrites. 



Yo no soy esa,

  Artist: Brett Allen Johnson Yo no soy esa. Bueno, sí sigo siendo Pero sin ser. No sé si me explico; Soy y no soy Sigo y no sigo siendo es...