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domingo, 25 de diciembre de 2016

Cuento del equívoco.

Vía: https://es.pinterest.com/pin/554435404109316705/

Un hombre se despierta en su cama tras una pesadilla en su subconsciente.

Pavorizado, aún siente como reales las fantasmatrocidades que le acechaban en el sueño.

Cinco minutos después de haber experimentado la catarsis producida por su realidad onírica, sigue cautivado por ella. Toma el café de la mañana y unta las tostadas, mientras, trata de recomponerla como volviendo a adentrarse en sus escenas, por entender así por qué, o por qué no.

En el telediario se anuncia una noticia de la cuál no atiende a escuchar más que "siglo XXI." Muerde una de esas jugosas bañadas en mantequilla, y observa atentamente a la laja tonta· -que viene a ser lo mismo que la caja tonta, pero menos gorda e igual --o más-- de idiota.-

En esto que se acaba una noticia sobre avance tecnológico y aparecen otras de muertes, hambruna y guerra, a las que le siguen los deportes. Ve pasar una sombra sinuosa.

Escupe las tostadas y sin quererlo -y sin importarle- derrama lo que queda del café. Empieza a correr por toda la casa; sube, refunfuña, baja, chilla, entra, sale, llora.

El temor y la congoja lo anulan por horas. Permanece tumbado en el sofá en posición fetal. Olvida ir al trabajo. Olvida comer. Ruega despertar.

La sombra parece observarle pero al alzar la vista, no está.

Decide, en un arrebato de repentina valentía, atravesar el salón e ir a la cocina.
Nada parece atacarle en la travesía.

Más sereno, toma el teléfono y marca el 112.

La señorita que le atiende al otro lado de la línea no entiende nada, él tampoco.

-Le digo que se han equivocado, que ha habido un error y que estamos pagando a conciencia.

La señorita, patidifusa, aguarda en silencio una explicación canalizadora del sinsentido que venía contándole el señor. Pero empieza a perder los nervios como las madres de los críos que al romper algo lloran, patalean... y en fin, tratan de convencerla tanto que terminan creyéndose sus propias historias fantásticas.

-No cuelgue, no cuelgue. ¡Escuche! 


Verá, este no es, para nada el siglo que dicen que es... Estamos viviendo en otra época, seguimos atrás, muy atrás. ¿No se ha dado cuenta...? En el telediario, en las gentes y sus actitudes; la comida que se desperdicia, las toneladas de residuos que se acumulan por capricho, el hambre que mata, la indiferencia, y lo caro que es comprar productos biodegradables -qué a saber si lo son realmente- ¿No se ha percatado en todo eso a lo que aún no se le ha puesto remedio?



Dígame, si no es usted, ¿con quien podría hablar para que este asunto se corrigiese? 



No cuelgue, NO CUELGUE. PIÉNSELO. No es justo que nos hagan vivir en la comodidad de un tiempo ajeno al nuestro, cuando está todo tan por hacer. 



La señorita se despierta en su cama tras una pesadilla en su subconsciente.

miércoles, 23 de noviembre de 2016

La vida no nos debe nada.

Imagen vía: https://es.pinterest.com/pin/622130135994298292/


Soy como ese pájaro que se cruzó indefenso en nuestro camino cuando hablamos tratando al fin, de entendernos. El pobre estaba como dañado, tirado en medio de la avenida. Lo recogiste a tus pies, lo acurrucaste entre tus manos. Cuando quisiste dejarlo nuevamente no a mas de 5 pasos de allí, no quiso irse del calor que le propiciabas. Así que seguiste sujetándole mientras retomamos nuestro intento de conversación y paz mutua. Y de pronto abrió sus alas, y te viste, inesperadamente, obligado a apartar tus manos de su cuerpecito, y dejarlo ir. Y voló tan alto y hermoso que nos dejó patidifusos. Pensé sobre lo qué le podría haber sucedido realmente a ese animalillo para estar paralizado e indefenso y posteriormente sorprendernos elevándose en lo inalcanzable, sin miedo. Tú te giraste en la dirección en la que se esfumó y le maldeciste "por ser desagradecido." Bromeabas, imagino. Entonces una migaja de lo que ahora entiendo se manifestó. Pero no me creí preparada para expresarlo, y lo callé. Continuamos nuestro paso, mientras fingíamos comunicarnos. Por dentro nos mataban las verdades.Yo era ese pájaro, sólo quería intentar que empezaras a entenderlo también, más por ti y por tu calma que por salir airosa de la situación. La vida no nos debe nada.














sábado, 29 de octubre de 2016

Querer por querer desaparecer.



"El amor es el anhelo de salir de uno mismo" 
 balbucean páginas absurdas con fotos sobre el amor y la felicidad. 
Ellos no saben, los que le dan "like" menos aún.
¿Sabrán, al menos, quien fue Baudelaire? ¿Lo sabré realmente yo? -no lo creo.-


Empty people por Lesley Oldaker.


Nosotras habíamos intentando salirnos tantas veces de ese sentimiento y responsabilidad que es ser uno mismo, que algunas veces ni volvimos. Y eso que en realidad seguíamos siendo, pero sin ser conscientes de ello. Nos omitimos de nuestro propio cuerpo, de nuestras propias decisiones. ¿Quien manda aquí? No sé, yo no, ¿Qué quiere él? ¡Ah! entonces eso es lo que queremos nosotras. 

Vestíamos para otros, nos arreglábamos para otros, y hasta sin darnos cuenta, eramos presas del miedo y la inseguridad que nos inculcaban otros. "Eso nos acercará" pensábamos "a su amor."
Pero en realidad, más que acercarnos, nos alejaba del mundo. Eso es lo que pasa cuando uno se reprime de sí mismo, y vive sintiendo lo que otros quieren que sienta, haciendo expresamente lo que le manden, lo que necesiten, lo que le distrae y le hace olvidarse de sí. 

Y según iba pasando el tiempo, la vida y el romance, el yo se iba haciendo más chiquito, casi casi hasta desaparecer de ahí dentro. Eso fue lo que nos pasó. Hicimos las maletas de a poco y nos fuimos desviviendo por otros, sin saber, literalmente, que por esa manera tan injusta y egoísta de dar amor, acabaríamos moribundas. 

¿Injusta? ¿Egoista? ¿Para quien? ¿Para el yo? 
No. Injusta y egoísta para el otro, que nunca es quien uno es, y sin embargo recibe la enorme responsabilidad de ser el centro de todo un mundo, su sostén. Y pierde, el pobre -o la pobre- desgraciado/a que sea "el otro" la bonita oportunidad -para nosotras, la única que merece la pena- de conocer a alguien en su veracidad, por ser nada más y nada menos que todo lo que es. 

Eso se está perdiendo en lo efímero, eso se está perdiendo en el querer por querer desaparecer. 



It takes a lot to give, to ask for help

To be yourself, to know and love what you live with

It takes a lot to breathe, to touch, to feel

The slow reveal of what another body needs.


viernes, 14 de octubre de 2016

En guerra.

Obra por Paula Bonet

He estado atragantándome conmigo. Sí, conmigo. Por empeñarme -estúpida- en ahogar mis sentimientos. No quería sacarlos a flote, no quería que nadie los viera. No quería verlos. Prefería hundirme de a poco mientras se me escapaba la vida. Y ha pasado que he naufragado por no liberarlos a tiempo. Por dejar que el lastre del silencio me arrastrara al fondo de este mar revuelto que soy cuando dejo de ser por otros. Ahora trato de salir del fango, de limpiarme todo lo nunca dicho con el nervio y las convulsiones de las lágrimas acumuladas. 
El dolor se siente tan inflado y frágil. Y la verdad que he estado ocultando -y lo que es aún peor- que he estado ocultándome, se clava en su centro como una aguja que mientras mata, también sana, oxigena, desinfecta. Y aún no sé cómo saldré de esta. De esta boca dentada en la que me metí hace no se cuanto tiempo y que me aprieta y asusta, pero aún no me traga,

mi guerra.





sábado, 8 de octubre de 2016

Inmóviles.


Obra por Max Ernst
No hace falta ver
ni oír el rugido del
león para saber que está ahí.

Aunque no hayan
dentaduras que nos amenacen,
ni pelajes inmensos que
sobrepasen nuestra fuerza humana.

Ni león,
ni leones.

Está ahí.

Habita en nuestros miedos,
dirección a la calle sin
salida de la agonía. Dónde

el tic-tac del reloj marca las siete del
siete del año que viene.

Y nunca llega,
y nunca pasa,
y nunca se calma.

jueves, 15 de septiembre de 2016

— Aspirar, exhalar - observar, expresar.

Obra por Fernando Vicente.
A quien voy a mentirle, a mí lo que me gusta -de verdad, con todas mis ganas, a rabiar- es escribir. Soltar, modelar, jugar, expresar los sentimientos, las situaciones, la vida. 
Hacerlo, sin embargo, es como saltar desde el edén de la comodidad hacía el abismo que es uno mismo. 
Ya lo he dicho, ya lo volveré a decir -pero la próxima vez en alto-: es cuando escribo que siento, para bien, para mal, quien soy. No cuando hablo con otros y todo terminan siendo palabras por decir y sensaciones que no se dijeron, no cuando bailo, ni cuando me encierro en mi mundo por horas para crear obra plástica. Esto, este ratito de poder desahogar todo lo que callo, así, sin miedos, sin interrupciones ni personas ni situaciones que lo deriven de un extremo al opuesto, esto es para mi la verdadera libertad. Esto y no otra cosa. Esta es mi verdadera razón de ser, y quizá por eso mismo es también una de las cosas que más me cueste hacer. Porque, ¿para qué engañarnos? decirse a sí mismo, al prójimo, y a todo aquel que quiera poner la oreja y escuchar, lo que uno es y siente auténticamente, nunca fue fácil.

sábado, 10 de septiembre de 2016

Lo —normal.— REUNIÓN CON JEAN-PAUL SARTRE.

During a trip


Lo que me gusta de las palabras, es la eternidad que desprenden.
El vídeo, la grabación de voz y las fotografías nos enmarcan en un instante finito, no nos permiten ir más allá de él. Como un recuerdo. Siempre el mismo recuerdo. Nada más que un recuerdo.

Pero las palabras no son momentos, -aunque nazcan de la fusión del ser y su situación- las palabras simplemente son. Y por ser, se hacen infinitas. Por supuesto, al parirlas uno se hace eterno junto a ellas. Uno puede morir, que sus palabras escritas siempre evocaran vida.

Medité esto mientras terminaba de preparar las maletas que me llevaría al bosque. Mas tarde, en el tren, me di cuenta.

Observaba los campos primaverales y los cipreses pasar ante mis ojos. Ingenua. Y de pronto entró en mi una revelación, comprendí entonces el tremendo acto de hipocresía que había estado cometiendo.

A mis más cercanos les había dicho -incluso, a mí misma me había dicho- que me aislaría durante un tiempo en alguna cabaña dónde cerca habrían árboles, pájaros cantando y aire puro.

-De verdad irás sola.
Me decían asustados, a lo que yo asentía con fervor.
-Sí, claro, por supuesto, necesito un tiempo ermitaño.

No me daba cuenta, no me había dado cuenta antes. No me iba sola, no era tan valiente.
Pese a que nadie me acompañara físicamente, me llevaba una caja llena de libros, y miles de conversaciones esperando retumbarme los pensamientos.


Todos habían preguntado por qué me iba. No hubo nadie que lo entendiera del todo. Ni si quiera yo misma. Pero me alegra que pese a ello lo respetasen.

Me hubiera gustado admitirles que aquel era un completo acto cobarde.
¿De qué huyes? hubiese preguntado alguno si alguien -entre los que me incluyo- hubiera querido provocar tal situación.

Me hubiese gustado, porque es precisamente a ellos a quienes no les confieso nunca de esa ansiedad que me causa la vida en la ciudad. Las redes sociales, las máscaras, rolles, estereotipos y todo este circo carente de sentido.

No hubiera ganado nada por hacerlo. Ellos, de haberse parado a meditar con seriedad sobre esto, podrían haber salido perdiendo. O lo que es peor, indiferentes.
Prefería y prefiero no arriesgar a que lo piensen con seriedad y que entonces tampoco haya marcha atrás para ellos. No soy nadie para arrebatarles su felicidad.

Esa era mi verdad. Estaba cansada del mundo que me había sido dado.

Hay personas que piensan en otros planetas distintos a este, en si habrá vida en ellos o si se podrían habitar. Yo pienso que en este mundo hay muchos mundos, que no hace falta irse a otro para descubrir otras realidades y que esos nuestros mundos están unidos, aunque lo obviemos, por la causalidad.

La desgracia es que nadie quiere ser consciente de esto mientras compra compulsivamente o presume de tomar café en una terraza. Maldigo a las redes sociales por ayudar a promover que esos actos vanidosos son "el bien", "lo que hay que hacer", "lo normal."






lunes, 22 de agosto de 2016

—Dear darling.—


Fotografía por Stanley Kubrick, 1946


Darling, hay que acabar con este sentimiento
de culpa y desazón que no me deja ser.

En las tardes en las que se manifiesta y en las madrugadas
que se hacen medias mañanas
en las que aún trato de deshacerme de él.
Luego no se va, aunque lo aparente
y ya pueda levantarme y actuar como si nada.
Pero nada se convierte en todo cuando es vacío.

Necesito desprenderme de él, como de ti.
Del pasado que no te perdonas y de las personas
que no han dejado de doler.
No se puede querer a todo el mundo por igual.
Y yo te quiero,
pero a mí lado, otra vez, jamás.

Dear, ambas sabemos, nunca ha sido fácil
decirse adiós a uno mismo,
cuando se trata de reinventarse.

miércoles, 27 de julio de 2016

¿Dónde quedó la inocencia?

Artwork by Banksy


Inocencia, no de la manera en la que solemos imaginarla, sino como pureza de palabra, de mirada, de actos que no son llevados a cabo por mero compromiso o interés. Aquello a lo que en otra época definían como "el honor."

El honor, que no es otra cosa que ser leal -ante todo a uno mismo-, ha caído. El chisme, la conversación chabacana de media tarde y toda esa gente que habla sin decir nada, se han alzado (o han sido alzadas). El periódico, la televisión, las redes... difunden la verdad engañosa y dan voz al desconocimiento. La imbecilidad se propaga como una epidemia.

Quién piense que algún día de estos podría suceder un apocalipsis zombi es que no se ha enterado de eso de Pokemón Go. Pero el problema venía de antes. Más o menos desde que el móvil se vino a convertir en una extremidad más del cuerpo humano. O incluso, de mucho antes, pero ahora más que nunca.

El leitmotiv de las nuevas generaciones no asusta tanto como las consecuencias de la llegada al poder de Hitler, pero casi. Al menos, este ascenso no resulta tan impactante si se analiza la situación previa en la que se encontraba Alemania.
Los programas de cotilleo, las bellezas de instagram, los youtubers... aportan estereotipos, opiniones basadas en "vaya usted a saber qué" y mucho fanatismo opaco.

Porque no basta con echarle las culpas a un gobierno u otro, o a todos. A veces, es más necesario e importante juzgarnos a nosotros mismos -como sociedad y como sujetos particulares-, mirar que miramos y que no, a qué le damos importancia desmedida y a qué se la restamos. Recordarnos lo importante, cuidarnos de no descuidarlo. Y quizá, así despertar de toda esa bruma que nos ciega.

lunes, 11 de julio de 2016

El superhombre está podrido por dentro.



Hay quienes lo perciben al identificar mi muerte en la mirada.
No creo en nadie, no creo en nada.
Se me llenaron de vacío las ilusiones. Me abandonaron, o quizá,
yo las abandoné a ellas.
Sobre el cuándo, sólo sé, que percibí la angustia y el desasosiego al ser ya demasiado tarde para frenarlas. Habitaban en cada uno de mis respiros.
Respiros que ya no son respiros sino suspiros por cargar sobre el alma los kilos de mi cuerpo.
Los días pasan, se suceden uno tras otro, todos lo mismo, todos igual. Tirada en la cama, día y noche. Sin querer salir, sin querer hablar.
Ha caído en coma mi curiosidad, las ganas por luchar, la esperanza.
Mientras tanto siguen cayendo bombas en algún lugar.

sábado, 2 de julio de 2016

De la vida en la ciudad.



Estar, pero estar, para estar realmente en el sitio.
Porque muchas veces estamos,
pero es como si no estuviéramos.

Pasamos atolondrados por las calles de la prisa,
agonizados, sin detenernos si quiera a observar
y ser conscientes de dónde, cómo y quienes,
o quienes no.

Las manos adheridas a las pantallas,
los oídos aislados en otras realidades.

Los ojos invertidos en la rutina, los quehaceres
y la necesidad imperante
de aligerar el paso hacía ninguna parte.

Olvidamos que, estar por estar, detenernos,
y sentir nuestra absurda existencia
es una parte vital de la vida.

martes, 21 de junio de 2016

Poesía de bares —De la primavera y sus inviernos.—

New York Movie, 1939 by Edward Hopper


Estar un 23 de enero en las calles de Madrid
sin chaqueta.

Ser, de los dos follamigos, el que siente algo más.

La oveja negra que es rechazada, no por negra
sino por diferente.

Perder el vuelo a ninguna parte, volar, estrellarse.

El silencio punzante o la conversación chirriante
con un desconocido, en cualquier bar.

El vaso lleno, medio lleno de ron

y el alma, vacía
desde que no estás.

sábado, 11 de junio de 2016

Sadman.

By Geoffrey Johnson  

Alzó la vista.

No queda nadie. No queda nada. Tan sólo
el sonido del aire ocupando cada rincón vacío.

Todos han caído.
No volverán a escuchar la paz.

Brotó una tímida lágrima. Cientas. Miles,
¿De qué me vale haber sobrevivido si no tengo con quien celebrarlo?

Se apuntó con su arma.
Se despidió de aquella horrorosa calma.

Saludó a la desconocida.

viernes, 10 de junio de 2016

Evasión de las máscaras.


Edward Kienholz, Instalación "Sollie 17"


Tradición insensata que alimenta su razón
del soplo que la apaga, 

de la anestesia que hay 
en los besos de eros.
A su ego, de la vanidad de lo nuevo.

Fanática del pan
y del circo.
Del domingo de fútbol
y los lunes de suplicio.

Trueca su tiempo, su vida,
su intimidad, por lo que dice,
es felicidad.

Bolsas rebosantes.
Sensualidad lánguida.
Cocktail de indiferencia, y los ojos
podridos de no observar

las calaveras que dancean
bajo el vestido, la barba,
el disfraz.

Muerte, sin saberlo
sin saberse
sin llegar a sí mismos.

miércoles, 8 de junio de 2016

Necesidades vitales.


Como cuando estas apunto de desbordarte
pero aguantas

te abrazan

y da igual si tienes 4 que 40,

una avalancha de sentimientos inesperado brota

lo que eres, lo que has sido
se deshace en un suspiro.

De donde parecía que no había nada
nace todo, y más;

la angustia momentánea, la bonita taquicardia

el vaciarse de todo lo que asfixia.

La eterna calma
del fin.




martes, 10 de mayo de 2016

Caminante, no hay camino.

Artwork by Jeremy Mann

Estas calles ya no les resultan desconocidas a mis ojos.
Pese a ello, sigue sorprendiéndome el alzar la vista,
ver tanto y tan aparentemente infinito.

Vidas y más vidas enjauladas en un misero cuadrado
en el que se superponen decenas de lascas,
como abejas en colmena, pero sin comunión alguna.

Ignoran su cautiverio.

Desde hace tiempo, no lo puedo obviar,
como lo obvian ellos.
¡Ojalá pudiera hacerlo!

Bastó el haber vuelto a ser consciente
del incesante bullicio de los coches que van y vienen,

pues no hay peor sordera
que hacer silencio
dónde no lo hay.

Necesito huir,
huir lejos, huir a la montaña,
dónde nadie ni nada, más que lo real, me rodeé.

Aquí solo hay vistas a ninguna parte,
ríos vacíos, mares infestados, tierra muerta.

Caminante, no hay camino.

sábado, 30 de abril de 2016

De expandir la mirada. -La Danza de la Realidad.-

La Entrada de Cristo a Bruselas, James Ensor.

Si se trata de ver una película, en los tiempos que corren dónde Internet está a la orden del día, lo primerísimo a lo que recurrimos es a buscar la ficha en la que se precise la sinopsis del film y la puntuación dada por los usuarios.

La pregunta ahora sería; ¿en qué se basan estos para calificar una película de 4 o de 8?

Está claro que el mercado cinematográfico nos bombardea con películas americanas o basadas en este estilo. Películas en las que se persigue el amor romántico, el superhéroe que todo lo puede, las "bobadas" de la vida. 
Cómo diría Jodorowsky; "está bien entretenerse. 
Pero no es lo único."


Hay otro tipo de arte en fotogramas que nos muestra realidades. Qué nos resultan, de primeras, completamente incómodas de ver porque se alejan de la idea de película que nos han vendido. Pero que, sin embargo, guardan bajo su trama una carga de significado y emoción como pocas.

Filmografías que de alguna manera se asemejan más a las escenas cotidianas de la vida, que esas que a la par que nos divierten, atentan con que equivocamente sean interpretadas como modelos de realidad a seguir.

Cómo algunos ya habréis visto venir, voy a comentar una obra de Alejandro Jodorowsky. En este caso, se trata de La Danza de la Realidad

Debo confesaros que los primeros 15 minutos de la película fueron de replantearme qué me hacía no poder quitarla. ¿Qué por qué no lo hice? Porque sabía a lo que me enfrentaba al ver una película de Jodorowsky. Quería comprobar con mis propios sentidos, si era cierto lo que este hombre promulga sobre sus películas; impacto visual, un no sé qué, que qué sé yo, y reflexión. 

Y no miento si os digo que así ha sido. Me ha sobrecogido, me ha emocionado, me ha roto los esquemas en un no poder despegar la mirada.
(Si no la habéis visto, antes de continuar leyendo, deberíais hacerlo).

De las cosas que me han llamado la atención, os revelaré dos.

Una de ellas es la magnifica forma en la que Jodorowsky relata su autobiografía. Sus apariciones encarnado en su -yo actual- que acunan o ániman a su -yo pasado.- Y cómo lo alenta a seguir y ser fuerte en situaciones duras, puesto que son, precisamente esos momentos de fragilidad los que le llevarán a ser la persona fuerte que será, con el tiempo.

Por supuesto, la escena del muelle en la que se despide de los personajes que deja atrás y como no, de esa parte de sí mismo que también se quedará para siempre en  Tocopilla (Chile), es majestuosa. 

La estampa posterior a esta, muestra a su -yo actual-, a su -yo pasado- y a su -yo futuro- que pese a ser distintos, viajan en el mismo bote. Bote en el que al final tan sólo queda la representación de su -yo futuro-, un esqueleto en la eternidad y en el viento. De nuevo, me hallo maravillada ante la carga emocional y conceptual que guarda este film.

Y por otro lado, el papel de las máscaras, que bien podrían recordarnos a las representadas en las obras de James Ensor. No sólo por el hecho de recurrir a ellas, -elementos de expresión fija- para reflejar seres indiferentes, sino también por los gestos/movimientos que se han sabido atribuir a estos.
Así pues, logra mediante ellas reflejar una actitud muy presente en nuestra sociedad actual. 

Resulta un representación tan surreal de la vida como real en sí misma. Una paradoja de lo inefable del ser humano. Y cómo no, de lo sublime que habita también en él. 

Sin duda. deberíamos expandir nuestros horizontes hacía este tipo de cine, en lugar de aferrarnos únicamente hacía ese al que nos orientan. Films que, dándonos cuenta o sin ser conscientes, nos guían hacía unos estilos de vida consumistas y poco austeros.

-La danza de la realidad-


El caprichoso miedo.

David, Miguel Ángel Buonarroti.
Hay un viejo proverbio chino que dice que si no pruebas a besarla, 
nunca sabrás si te hubiera hecho la cobra 
o si por el contrario os hubierais fundido hasta la nuca.

Bueno, vale, quizá no haya ningún proverbio chino, 
pero si no lo hay es porque es tan obvio que, ¡joder! 
¿cómo carajo vas a quedarte con las ganas? ¡Bésala!

No me mires así. 

De nada valen todas esas ganas si las reprimes. 
Si están ahí, en algún parte de ti, haciéndote bulla, será por algo. 
Será por ejemplo porque quieren ser libres. 

Déjalas fluir sin torturarte pensando si sí o si no, o sobre el qué pasara. 
Eso tan sólo es basura que te hace no vivir la vida que quisieras. 
No ser, por tanto, quien realmente eres. 

No esperes sentado a que las cosas sucedan por sí solas, 
porque no sucederán. 
Hazlo, haz magia. 
Y si sale mal, di que aprendiste. 
Porque aprenderás. Así que venga, levántate, ve tras ella. 

Y cuando lo hayas hecho, 
vuelve para contarme como venciste el caprichoso miedo.



jueves, 28 de abril de 2016

Belle liberté.

"Liberté d’action, d’esprit, de pensée, de la presse, de réunion, du culte."
Belle liberté.


Alma en pena
que vaga por las calles por las que alguna vez
deseó que la vida le conquistara las horas.

Anda llorando la que guía al pueblo, exhausta
por ver en jaulas cuadradas a las almas
que idolatran la positividad que escarban en su conformidad.

Igual que hay voces que atrapan, también hay voces que irritan.
Y las suyas le producen una aguda misofonía
al hablar estos de su autoengaño.

Así, como intentando convencerla, y convencerse
de estar haciendo lo correcto
al no hacer nada.

Duelen, duelen los oídos.
¡Qué callen! ¡Qué les callen! 
Qué alguien les ponga un cigarro en la boca. 
y evite el ruido que de ellas brota. 

Pues la libertad pare en sus inicios
de revolucionara inconformidad desvestida 
de adoctrinamientos interesados.

Alma alzada que sabe guardarse de aguardar
el esperar a que la vida la conquiste,
pues siempre ha sabido que es ella 
quien la tiene que conquistar.





viernes, 15 de abril de 2016

Instrucciones para tomar una fotografía (en modo manual).

De lo normal a lo inusual.


En la época del selfie y el antropocentrismo descarado, dónde, siendo conscientes o sin serlo, abunda la autopromoción sin fin, no podemos dejar que muera la esencia de la fotografía. Mucho menos permitir que se olvide su verdadero significado. Esto es mucho más que el intento estrepitoso de inmortalizar ese batido que tú tienes y ellos no. Ni esas playeras, ni ese reloj, ni todas las fiestas que has pisado. El impresionismo de lo absurdo. No. La fotografía es un acto mágico.

Hoy, con motivo de lo expuesto, os dejo algo que llevo escribiendo (editando; quitando, poniendo) desde hace tantos meses que puede que lleguen al año.
Es un simple texto en el que explico como se debe realizar una fotografía, en un tono un tanto irónico.

Julio Cortázar


Como amante de las letras de Cortázar, debo confesar que si de algo os suena este texto, es de mi afán por intentar crear algo similar a esos cuentos que el maestro publicó. Cuentos como Instrucciones para dar cuerda al reloj, Instrucciones para llorar o Instrucciones para amar. Tratando esta vez un tema que Cortázar olvidó nombrar, porque no le tocó vivirlo como nos ha tocado a nosotros; la fotografía.




Instrucciones para tomar una fotografía (en modo manual).

Olvídese de la cotidiana estampa del fotógrafo de sandalias con calcetines que hace -click- manteniéndose completamente hierático, casi sin moverse en el acto.
Muévase, muévase si es necesario el hacerlo. No tenga miedo. 
Nadie estará expectante a su posición. O sí, pero a esos restele importancia. 
Imagine que sólo existe su ojo y todo lo que puede ver a través de la cámara. 
Créaselo. 
Suponiendo que ya lo haya logrado;
Observe detalladamente lo que quiere inmortalizar.
Ajuste ahora ambos cuerpos, el de la máquina y el suyo. Busque el ángulo que le convenga al instante.
Recuerde, no se preocupe por la posición resultante, usted no existe.
Regule la cámara según las condiciones de la escena. Así pues, asegúrese de haber ajustado de forma adecuada ISO, velocidad de obturación y apertura del diafragma. 
Antes de apretar el botón que dará la imagen, vuelva a contemplar el instante detenidamente.
Compruebe que el palpito de vida que le robará al tiempo le resulte completamente sublime; 
encantador, indignante, efímero, bello, doloroso, o en consecuencia, una mezcla de todo.
Ahora dispongase a consumir su dedo en el redondel sobresaliente que conservará el momento.
Escuchará al aparato ronronear en un [CLICK].

Permitale a su mirada detenerse ante el resultado. Disfrútelo;
pues lo que tiene entre sus manos, es único.

jueves, 14 de abril de 2016

Passion aube.

Edvard Munch, Sketch
 Se me tira encima,
heart of mine, be still.

Tan solo una calurosa manta
separa su naturaleza desvestida
de la mía.
You can play with fire but you'll get the bill.

Pareciera mentira que apenas unos instantes antes
se hubiera apartado reacio
del roce de nuestras dermis.
Don't let him know, 
don't let him know that you love him.

Soy incapaz de ser yo quien lo aparte ahora. Olor a latex.
Oh, don't be a fool, 
don't be blind, heart of mine.

La melodía penetra en mi cabeza.
Heart of mine, go back home. 

Me nace la curiosidad por saber
si también habrá irrumpido en la suya.
You have no reason to wonder, 
no reason to roam.

Sus carnosos hidratan mi sed por sentirlo cerca.
Don't let him see that you need him, 
don't put yourself over the line, heart of mine.

El basto capricho que me lleva a ser tan inconsciente.
Heart of mine, 
go back where you've been.


Oh, heart of mine; http://www.jukebo.com/norah-jones/music-clip,heart-of-mine,vrzsm.html

miércoles, 13 de abril de 2016

Crimen de pensamiento.


 Le Désespéré, Gustave Courbet

No he visto el disparo, pero escuece.
Han dado en la diana.
Aflicción en mi pecho.

Lo miro, busco la herida.
Me desconcierto.

No está, no hay bala, no sangra.
Y sin embargo,
duele. 

Debe ser algo que me han metido dentro.
O que he engendrado sin saberlo.

Qué alguien me saque
lo que sea que no deja de golpearme,
de ahí.

Quien sea, que venga y lo mate,
que me mate si hace falta.

Qué deshuese la razón,
me extirpe la consciencia
y me deje en la ignorancia
de tan solo ser.

domingo, 3 de abril de 2016

Sunday songs.

memories
¿Quieres una...?

Y pienso antes en él que en la respuesta. La carita de niño feliz que llevaba los domingos. Su ausencia el resto de la semana, por estar tratando sus sucios asuntos. En la persona que hubiera podido llegar a ser, si las circunstancias hubieran sido otras. Si tan sólo hubiera sido un poco más fuerte como para darse cuenta. Que es cierto, seguir vivo cuando es más fácil estar muerto, tiene mérito. Pero "enchufarse" la alegría de esa manera, se lo quita.

No, no quiero.






domingo, 27 de marzo de 2016

Lo que la resiliencia dejó.

Obra de arte de Fernando Vicente.
 Hay una sensación
que se apodera de mí

qué sin ser aire
me mueve
a hacer lo que no imaginé
hasta entonces.

No importa si son las 3 de la tarde
o las 4 de la mañana.
Si estoy en casa
o embuchada en el metro.

Parecida a la inspiración,
pero distinta.
Una bomba que explota,
una bonita necesidad

un río que se lleva
la pena, la ira 
y su desenfado,

algo cargado de razones
que ni yo sé.

miércoles, 23 de marzo de 2016

Ensimismo.

Wolfgang Suschitzky
No te disculpes por haber hecho lo que quisiste.
Haz siempre lo que sientas. Eres un ser libre.
Sólo entiende que cada cosa que hacemos atiende a la causalidad.
Y que me alejaré de tu lado si tus sentimientos no persiguen la misma dirección que los míos. Aunque entonces digas que me quieres.
Aunque yo te quiera, también.
Las cosas son siempre más complejas.
Pero nos queda el gran consuelo de saber, al hacerlo bien
que tan sólo permanece lo real.
Eso es lo único que busco tener cerca. Lo único que ansío ser.
Discúlpame entonces tú,
por no saber conformarme con un haz de lo que podría ser.
Discúlpame por imaginar, antes de saber.
Situaciones paralelas producto del miedo.
El consuelo de ser consciente.
El esfuerzo y la frialdad de serlo.
Olvida lo leído, mírame;
Ojalá fluyamos el mismo camino.

viernes, 11 de marzo de 2016

Como quien cae por primera vez.


¿Y qué era caer en aquel entonces?

No más que incógnitas que esperaban con ansia ser desveladas. Qué se subían por las paredes de la desesperación y no sabían distinguir un sí de un no. Dudaban de si debían hacerlo si quiera.

Habitaban entre las ideas y el corazón, a medio camino de ambas.
Inducidas, por no sé que cosa, hacía la sinrazón y la locura.

Causaban noches desveladas por los pensamientos dónde los miedos y las posibilidades se fundían en uno. Y un palpito extinto e incesante que renacía una y otra vez para no dar lugar a nada más, que al estar fuera de sí.


viernes, 26 de febrero de 2016

Lâche

Fotografía por Wolf Suschitzky 
De tanto reprimir el sentimiento,
ya nada de mí recuerda como era aquello de sentirlo.
Dejarse llevar por él, vivirlo.
Me he pasado tantas oportunidades escabullendo,
que no sé de que forma quedarme, aunque quiera.
Acostumbrada al tacto de manos frívolas y pasajeras.
Dejé en el olvido la opción de atreverse a sentir calor en un abrazo,
hogar en una mirada.
Demasiados desahucios inesperados desalojaron
este vacío y canijo hueco
dónde ya no cabe nadie más que yo.
Aconsejaron la mesura, y resultó no ser más que basura.
Ahora la escarcha de mi alma es tanta que congela. ¡Joder! ¡No la toques!
Huye tú también, mientras puedas.


viernes, 19 de febrero de 2016

Pálpitos desesperados.

Uno de mis bocetos desesperados.
El ruido de los coches trompeteando junto al sonido suplicador de los teléfonos. Los sustentan mientras pasan en todas las direcciones, chocándose una y otra vez con mis desarmados hombros.
Las luces de los semáforos y tiendas. O la mujer que está tirada a las puertas de una de esas, acompañada por un cartón que enuncia.
Suenan miles de músicas, procedentes desde no sé dónde, convertidas en bulla. Pálpitos desesperados.
Siguen tropezándome personas. El ambiente me ciega y se me apaga la razón.
Inconsciente de mí, empiezo a caminar hacía cualquier lugar. Buscando vacío, olvido guiarme hacía el destino al que desearía llegar. Doy la vuelta. Este coche podría haberme atropellado hace un segundo, pero ni si quiera el retumbo de su estrepitoso claxon intentando alarmarme ha conseguido despertarme. Sumergida en alguna parte de mí que no está presente dónde debiera, sigo andando.
El camino que a la ida supuso 30 minutos de recorrido, lo he hecho ahora en 10. Al parecer, ya he empezado a atravesar los suburbios. A pesar de estar alejándome del caos, este sigue retumbando en mi cabeza. Saco llaves, abro puertas. Me precipito a encender la calma. John Lee Hocker inunda mis oídos. Empiezo a sentirme retornar. Parece, al menos por unos bellos instantes, que el frenético mundo se ha dignado a callar.


miércoles, 17 de febrero de 2016

Buscarse en el abismo.


1Precipicio o lugar de gran profundidad en el que no puede verse el fondo."Antes de caer en manos del enemigo se arrojó al abismo del despeñadero."
2Parte profunda del pensamiento o del alma que resulta insondable o incomprensible:"Es un espectáculo para tristes donde éstos pueden profundizar en el abismo fecundo de su propio ser".
6Según algunas religiones, lugar al que van las almas de las personas que mueren en pecado, sin haberse arrepentido de sus faltas, para sufrir toda clase de penalidades:según algunos estudiosos, Abbadón es el ángel del abismo o el mismo diablo.Sinónimo: infierno.
"After the Orgy" Cagnaccio di San Pietro  
 Es cierto, lo hice.
Me enredé entre sábanas con un hombre,
y luego con miles.
Revolví mis ideales, hasta volver a encontrarlos.
Y me encontré en la cama, con una mujer.
Bebí el doble las veces que no tenía sed
y me tragué hasta el trago más amargo.
Bailé hasta creer que se me romperían los pies.
Dejé de dormir por las noches,
empecé a observar a la fauna por el día.
Decidí nunca decirle que no a nada.
Avalanzarme así a cada piscina vacía
y a cada acantilado que me propusieran.
Me enamoré hasta sentir que dejaba de ser,
y fui feliz.
Dije adiós cuando me quería quedar "5 minutitos más"
y no me moví los momentos en lo que tan sólo quería huir.
Y aprendí. Aprendí tanto,
que sé que jamás me arrepentiré de nada.
Ni de lo bueno ni de lo malo.
Pues a pesar de la caída,
cada salto al vacío
me hizo sentir, en su estrepitoso instante,
extremadamente viva.

Yo no soy esa,

  Artist: Brett Allen Johnson Yo no soy esa. Bueno, sí sigo siendo Pero sin ser. No sé si me explico; Soy y no soy Sigo y no sigo siendo es...