Obra por Javier Garcerá, |
Si realmente queremos ir a algún lugar, es importante que nos perdamos.
Pues ello habla del olvidarse del miedo que limita, impide, obstaculiza, y de aventurarse a ir, aunque no se sepa a dónde.
Eso, quizá, se vaya resolviendo por el camino.
Rectifico: solo se puede saber durante el camino, y perderse es señal de querer encontrar el adecuado. De no temer el equivoco; dar la vuelta por otro lado y seguir en la búsqueda. En nuestra búsqueda, en la de uno mismo.
Claro que, no es fácil. Allá dónde vayamos, habrá un río que llore dentro, un mar revuelto, y la esperanza de que a cada paso, desaparezca un poco más el desasosiego. Y aparezca, brillante y pura, la calma.