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domingo, 22 de enero de 2017

-Desbordamientos-

Obra por Javier Garcerá,

Si realmente queremos ir a algún lugar, es importante que nos perdamos. 
Pues ello habla del olvidarse del miedo que limita, impide, obstaculiza, y de aventurarse a ir, aunque no se sepa a dónde.
Eso, quizá, se vaya resolviendo por el camino.
Rectifico: solo se puede saber durante el camino, y perderse es señal de querer encontrar el adecuado. De no temer el equivoco; dar la vuelta por otro lado y seguir en la búsqueda. En nuestra búsqueda, en la de uno mismo.
Claro que, no es fácil. Allá dónde vayamos, habrá un río que llore dentro, un mar revuelto, y la esperanza de que a cada paso, desaparezca un poco más el desasosiego. Y aparezca, brillante y pura, la calma.  

lunes, 16 de enero de 2017

Conoces esa sensación...

-Si alguien reconoce al autor,
que me lo haga saber.-
Esa sensación de tener encarceladas miles de palabras, momentos y emociones. De querer liberarlas a todas a la vez, y que por ello se agolpen y empujen, y al final no quepan en la boca, ni en las manos, y que lo único que salga sea no hacer ni decir nada.
Será culpa del no saber por dónde empezar. Del no querer saberlo. De la prisa por llegar a ninguna parte que uno mismo se impone, y que no deja tiempo para organizarse las ideas. Del miedo a hablar -diciendo-. O de la manía de taparse los sentidos para no verse, ni oírse, ni saberse juzgado.
Ya sabemos que escribir es pensar, tomar asiento y comenzar un dialogo interior con quien se es realmente. Invitar a que pasen y nos hablen las heridas que conservamos casi por placer. Y esas otras que, pese a desearlo, se nos resisten a cicatrizar. Pero pasa que a veces no queremos escucharlas, ni escucharnos, ni conocernos. Nada que implique vernos de manera tan nítida.
Huimos, en cierta medida de lo que somos. Lo hacemos al tener la necesidad constante de distraernos en lo que sea, y al tomar la facilidad de poder hacerlo al instante, ya sea ocupando la mente al encender la televisión, el ordenador, el móvil, el "amor"...
Sí, lo que hay ahí adentro podría parecernos horrible a la luz. Podría incluso serlo realmente. Pero, ¿no es acaso más horrendo el no darse la oportunidad de descubrirse?

Volveré a empezar.







martes, 10 de enero de 2017

VACIAR EL EQUIPAJE.

Llenamos las maletas de ilusión
y nos fuimos con el propósito de conquistar la felicidad.

Pero al llegar a ninguna parte no nos atrevimos a abrirlas,
ni a vaciarlas, por temor a no recibir nada de vuelta.

El peso del equipaje se multiplicó por dos,
cargamos con las inseguridades a cuestas.

Volvimos como si nunca nos hubiéramos ido.


Pensamos en tirar las maletas y no volver a salir nunca más.
Sin embargo, deshacernos de las maletas
era deshacernos de nuestra propia casa.

El equipaje empezó a ser más y más.
Llegaban cajas de no sé sabe dónde
-o quizá siempre estuvieron ahí.-
Se acumulaban en el salón, el dormitorio,
y otras habitaciones todavía más diminutas que estos.


Acorralados y ya exhaustos por el trabajo de amontonarlas
durante semanas y semanas, y años,
nos atrevimos, al fin, a desempaquetar y abrir.

Aquello era un enjambre de emociones, un viaje
en el que los miedos y silencios eran los que salían
y se hacían pequeños.
Y nosotros, por el contrario, sentíamos cómo con su partida
nos hacíamos más grandes.

Yo no soy esa,

  Artist: Brett Allen Johnson Yo no soy esa. Bueno, sí sigo siendo Pero sin ser. No sé si me explico; Soy y no soy Sigo y no sigo siendo es...